Te invito a volar por un segundo, a recordar viejas memorias, a reconstruir palabras y sonrisas, a cerrar los ojos para caer, caer y caer, lentamente, disimuladamente en la niñez nuevamente.
Te invito a volar juntos por encima de los miedos y de los vastos pesares, volemos bien lejos más allá del sol y embriaguémonos de su luminiscencia y de sus alas rojas, como lo hacían los dioses del antiguo Olimpo con sus manjares divinos. Luchemos por atravesar cada una de las olas que la marea nos bordea y vivamos pronto para no seguir muriendo. Volvamos a tener 9 años nuevamente.
Te invito a recordar viejas andanzas, y traicionemos al viejo reloj que sueña con devorarnos por entre sus manecillas. Regresemos a los tiempos donde la vida era simple y sin problemas, donde no había más que barquitos de papel, peluches, vestidos de colores, películas de Disney o jugábamos a las muñecas. Volvamos a aquel tiempo donde no existían las mentiras, el dolor, sufrimientos, separaciones ni muerte. Donde no existián en nuestras mentes los tanques de guerra, la violencia ni las bombas ni guerras mundiales.
¿Qué pasó con el pensamiento de que todo sería para siempre?¿Dónde quedó el príncipe azul, las flores en los sueños, la felicidad idílica?
Quiero volver a vivir sin las complejidades del entorno, a vivir plenamente, jugar todos los días, hacer burbujitas de detergente, andar en bici y jugar al elástico. Sí, quiero volver a creer en el poder de la mirada, de la sonrisa, de un abrazo...quiero volver a creer en la imaginación.
Te invito a volar, a volar bien alto, a donde no preocupe nada, donde el tiempo se detiene, para olvidar aquellas alas de gigante que nos cuelgan en la espalda que nos impiden caminar.
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