Dedicado a los poetas, a los que buscan identificación, a los curiosos, a los que esperan algo nuevo, a los náufragos, a los que viven dentro de una burbuja, a los que no entienden nada, a los que se declaran locos.
miércoles, 18 de noviembre de 2009
Eutanasia
Eutanasia: ¿Una muerte digna?
Es indudable que, el derecho primordial para todo ser humano es el derecho a la vida, pero cuando ésta se ve afectada por una cuestión de salud terminal e irreversible, en donde la persona depende única y exclusivamente de algún medio extraordinario, como el estar conectado a un respirador artificial, hace que su existencia quede limitada a ese medio de sobrevivencia en donde cabe preguntarse si se está cuidando la vida del paciente o prolongando su agonía.
En casos como éste hay dos posibilidades a escoger: el derecho a la vida o la Eutanasia.
Eutanasia se define como el derecho del paciente a decidir la forma y el momento de su muerte, el cual tiene como único fin el librar a una persona de su sufrimiento, de un intenso dolor que conlleva una enfermedad incurable y que delata a una muerte inexorable. También podría describirse como la acción del médico o de cualquier otra persona que provoca la defunción de un paciente crítico para que éste no siga prolongando su mal, pero con previa autorización suya para consumar el acto, dejándolo en forma escrita.
Existen tres vías de Eutanasia que se pueden seguir, que van a depender de lo que decida el paciente o familiar, y son: Eutanasia Activa, Eutanasia Pasiva y el Suicidio asistido.
Si nosotros sabemos que el enfermo se encuentra desahuciado y sufriendo y que de todos modos va a morir, ¿será necesario legalizar la Eutanasia? ¿Es justo vivir de un modo tan doloroso e indigno?
Existe una obligación del médico de buscar el bien del paciente el cual no atañe sólo al vivir, sino también al morir. Ciertamente, en términos de ética, el doctor debe hacer todo lo posible por salvar, curar, cuidar y mantener la vida por el juramento Hipocrático al cual se comprometieron, pero sin embargo, en casos como enfermedad terminal, la posibilidad de cura es prácticamente vana y fútil. La lucha del médico contra la muerte debe reconocer un límite. La medicina no puede pretender hacer del hombre un inmortal, ya que, cada uno tiene derecho a morir dignamente y de la mejor manera posible, por lo tanto, a la hora de enfrentar a la muerte no es necesario que se llenen de soberbia y se empecinen en prolongar algo que, virtualmente, ha terminado.
Aún así, la última palabra la posee el enfermo, pues si se respeta la vida del ser humano, ¿no debe respetarse también la libertad de opción que tome?
Ellos, así como cada uno de nosotros, pueden hacer uso del libre albedrío adquirido al momento de nacer y que se desarrolla a medida que se va creciendo, siendo capaces de decidir si prefieren vivir una corta vida en sufrimiento o morir con dignidad y, si en el caso que éste no pudiese por razones de pérdida de conciencia (por ejemplo) el dar su voluntad por sí mismo, pueden otorgarle la libertad de escoger a sus familiares más cercanos.
Los argumentos en contra de la Eutanasia con frecuencia se basan en la inviolabilidad de la vida humana, la defensa de su ‘‘dignidad’’ o la voluntad del paciente crítico hospitalizado.
La Asociación Medica Mundial considera contrario a la ética tanto al suicidio asistido con la ayuda médica como la Eutanasia, y recomienda en cambio los cuidados paliativos en enfermos terminales. Pero, ¿acaso es justo vivir de falsas mejorías? Este método lo único que hace es mejorar la calidad de vida del paciente, lo cual no es malo, pero que sin embargo no alivianará el peso de saber que en cualquier momento se le irá la vida. La postura de la iglesia tanto Católica como la Protestante están en contra de la Eutanasia y del suicidio asistido los que se defienden diciendo cosas como:'' si Dios te da la vida, él debe quitarla'', o ''la vida es un don que hemos recibido de las manos de Dios'', pero no obstante, no toda la gente es creyente, por lo que no todos encontramos válidos estos pensamientos por lo que no están obligados a someterse o simplemente cambiar su palabra por ellos. Si se supone que nacemos libres de actuar y de pensamiento, ¿por qué no puede ser respetada la decisión que uno tome?
Podemos o nos pueden escoger (según el caso) distintos tipos de Eutanasia. El primero de ellos, el Activo o directo, es cuando existe un procedimiento que provoca la muerte del afectado. La Eutanasia Pasiva o por omisión es cuando se priva a la persona con cuadro crítico de algún procedimiento clínico que podría llevar a una muerte instantánea, y el suicidio asistido, el cual consiste en proporcionarle al enfermo los elementos adecuados para que el mismo ponga fin a su mal. Se puede destacar al escritor, humanista y político Tomás Moro, quien justificaba la Eutanasia Activa sin usar ese nombre en uno de sus más destacados libros... ''Utopía''. Él tomaba como requisito decisivo para la Eutanasia Activa el ''deseo del enfermo'' como se puede dar muestra en la siguiente cita:
...''contra la voluntad del enfermo o sin aclaración, la Eutanasia no puede hacerse: contra su voluntad no se debe matar a nadie, se le debe prestar cuidados igual que a cualquier otro''...
Así como la juventud, la salud y la vida eterna, la Eutanasia también puede ser alcanzada con el apoyo de la técnica, las ciencias naturales y la medicina.
En términos generales, mantener artificialmente con vida a una persona resulta prácticamente ineficiente. Ayudarlo a conseguir su muerte dulce es mucho más justo y digno que dejarlo vivir sufriendo con aparatos que simplemente, en su caso, son innecesarios. Se debería intentar invertir los recursos en otros pacientes que sí tienen posibilidades de sobrevivencia.
En virtud de ello, estimo que la legislación en Chile para casos críticos debería prever la posibilidad de Eutanasia, así como en países como Estados Unidos e Israel, donde claramente el enfermo se encuentra restringido por el requisito de escribir un documento, que temporalmente debe ser renovado con diferentes estipulaciones para que conserve su validez. Todo paciente crítico hospitalizado sin el documento llamado ‘’Esta es mi voluntad’’ ajustado a la ley, corre el riesgo de que lo sometan a fútiles tratamientos que prolonguen su sufrimiento. La posibilidad de Eutanasia sería un gran logro moral para los enfermos terminales y sus familias. ¿Por qué esta práctica no es legalizada en Chile?
A modo de síntesis, la obligación de cada persona ya sea doctores, familiares, abogados o gobernantes, es hacer la voluntad del individuo y no negarle el derecho a optar por algo mejor para él ya que vivir con tantas afecciones, con tanto dolor, no es vida. Es necesario que entiendan que la muerte no es la antítesis a la vida, sino más bien su corolario.
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