sábado, 1 de mayo de 2010

La muerte de los amantes

Tendremos lechos llenos de ligeros olores,
divanes profundos como tumbas,
sobre las repisas flores insólitas,
abiertas para nosotros bajo cielos más bellos.

Usando a porfía sus últimos ardores,
nuestros corazones serán dos grandes antorchas
que reflejarán sus dobles luces
en nuestros espíritus, espejos gemelos

Una tarde hecha de rosa y de místico azul,
intercambiaremos un único rayo,
como un largo suspiro repleto de adioses;

y más tarde un ángel, entreabriendo las puertas,
vendrá a reanimar, fiel y gozoso,
los espejos trbios y las llamas muertas.


~   Charles Baudelaire  ~

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