martes, 14 de septiembre de 2010

Pensar nuestro tiempo

Dejemos de pensar en la historia como gente común, y en el sentido común.
 La gente hoy en día nada se cuestiona, esta sólo ''cree'' en lo establecido. La verdad es que yo también formo parte de la muchedumbre. Sin embargo, si yo diera a demostrar mi descontento, ¿qué ganaría yo?, absolutamente nada. Pensar en la historia me apunta a pensar en quién la establece. 
¿Qué es la época? Un recorte del tiempo, un puñado de historia. ¿Tiempo es lo mismo que historia, van ligados, son antagonistas? 
El sentido común nos diría que la historia la establecen los acontecimientos que ocurren en ella. Pero cada cultura tiene una historia, por lo que si la historia se definiera con los sucesos que acontecen habrían mil historias que delimitar; sin embargo los acontecimientos determinan los márgenes de la época. Pero una época sin personalidad es como ser un individuo sin carácter, por lo que la disposición que tenga la historia le dará la integridad que le falta. La historia no es más que hechos unidos en el tiempo.

Lo que me cuestiono es quién tiene la osadía de ver en los hechos el carácter de una época, y más aún quién delimita los segmentos de tiempo en que ocurre cada suceso. Que yo sepa, no he conocido a ningún Dios que me de alguna prueba fehaciente de tal interrogante. 
Pero si meto a Dios, no es para cuestionar su existencia, sino más bien para decir que el carácter de una época está dada por un ''ser''. 
Para Heidegger la historia es la historia de un ser. Esto nos propone un alejamiento del antropocentrismo histórico. La historia es la historia del ser con la cual los seres humanos entran en relación particular a lo largo del tiempo y desde esta historia podemos entender lo que es el tiempo.
Si consideramos esto, cada época es un segmento de la historia del ser, en donde se determina la forma en que una época se da. Esto quiere decir que cada época tiene una libertad distinta a otra, por lo que obtenemos la información de que en cada época hay un ser distinto.
La época se nos muestra imponente, clara, bien definida, por alguien que aún no conozco y cuestiono. Y porque lo cuestiono lo vivo, y porque lo vivo soy libre.
Pero no podría ser la historia del ser la historia si cada época tuviese un ser diferente, por lo que podríamos decir que es el mismo ser en distintas etapas de su propia historia, o se muestra y se oculta.
Si cambia es porque nunca se da como él mismo,¿y cuándo será él? Entonces ahí caemos en la incertidumbre porque si yo soy libre, por qué no podemos dejar al ser tener su propia libertad?
 Dejemos tranquilo al pobre tiempo, cada uno con lo suyo, y dejemos abrir las posibilidades...


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