sábado, 18 de diciembre de 2010

Recado

Hoy vine a tu casa, y no estás. Me he quedado mirando tu casa por varios minutos y no te pude hablar.Pienso que en algún lugar de tu corazón sabes que estoy aquí.
Y sigo aquí contra el muro, acechando tu ventana, por si te veo, tu silueta no podría confundirla con ninguno.
El sol también te da señas de mi presencia, golpea fuerte contra tu ventana, pero poco a poco se debilita porque ya va entrando la tarde. Tu vecina pasa. No sé si me habrá visto. Debe haber pasado tan apurada a comprar el pan o a buscar a su hija al colegio que quizás pasé inadvertida.
Pienso en ti muy despacio para que no notes que hay alguien fuera de tu casa, pienso en tí y es como si te dibujara dentro de mí y te quedaras allí grabado. Quisiera tener la certeza de que te voy a ver mañana y pasado mañana y así todos los días; que podré mirarte y que nada entre nosotros ha sido un accidente. 
Sigo aquí, sin dejar de esbozarte una sonrisa a la distancia. Sé que donde estés has de saber que aún te espero.
Pienso en si dejarte una nota, pero no me salen las palabras. Sólo vine  a decirte que te quiero.
Ya es tarde, y ya me estremecen los halos de brisa. Pienso en que quizás debería despedirme, en que tal vez debería haberte dicho que te vine a ver, pero no oí voces para la señal. Ahora me toca ir.
Si me vio tu vecina que te diga que vine

1 comentario:

Fabian Vargas dijo...

Puedes pasar siempre, rompiendo el silencio, ya que las puertas de mi corazón han estado siempre abiertas para ti, desde el primer esbozo de felicidad que me diste con aquella primera palabra que cruzamos. Te amo mucho... y si alguna vez nos hemos hecho daño, es porque es el costo que se paga a veces para valorar todos los momentos maravillosos que pasamos cada vez que estamos juntos. Nunca se te olvide, que te sigo esperando, en esta misma casa, sigo esperando ue alguna vez... nos encontremos en aquellas figuras y sueños, y plasmando incluso al cielo, firmemos tu nombre, junto al mio.