Tomo este pequeño espacio
fumando las horas
entre arreboles y azahares
vengo,
mi boca cala tu veneno.
entre arreboles y azahares
vengo,
mi boca cala tu veneno.
Y te enciendo,
respiro
mis pupilas se dilatan,
mis pupilas se dilatan,
comienza la abstracción
la espera del escape
la siento,
la esfumo
la esfumo
y el humo del recuerdo por fin se aleja.
Y las calles,
oscuras
inquietantes,
observan tu pelo abrasador,
y mientras aspiro tu aire
tu pavesa se pierde y se sosiega,
se apaga
y vuelvo a la espera desesperada de un segundo encuentro.
Y cuando vuelve la crisis nerviosa
veo la colilla en el zapato
y comprendo la necesidad que tengo de tenerte
cuando siento
ese sabor amargo de haberte bebido,
que quedó atorado en mi garganta
hasta que llegue el próximo cigarro...
Una nueva jugada del azar
por alcanzar otro cigarro de la cajetilla.
Una nueva jugada del azar
por alcanzar otro cigarro de la cajetilla.
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