miércoles, 14 de marzo de 2012

Resabios

Próxima al vapuleo, cansada de esa extraña sensación de sentirse el estúpido, ajena y corrida como la sangría, hoy me jacto de que tú seas tan fugaz y yo tan mezquina. Tú a los pocos días me extrañarás, y yo me sentiré acorralada por tu mundo estoico, nunca voy a estar tan cerca de mi libertad como ahora y me irrita perder ecuanimidad ante la derrota. Tras unos pasos, vas por las cervezas y me pregunto qué le pasará a tu lengua.
Y caigo en la cuenta que encenderé otro cigarro sin posibilidad de encuentro, dicho una noche sin opción de comunicarnos, y la lengua de señas falla con la ceguera, y el amancebamiento queda aminorado por un bloque de evidencia.
En el fondo, no veo el fondo sino una gran metáfora cargada de ornamentos churriguerescos que se dicen por decir. Todo se deshace cuando se atrapa, todo lo que no se atrapa vuela; pareciera como si a medida que más te abrazo me cayera a un abismo sin piso.
Mientras no estás, te pierdes, te pierdo. Mientras te descuidas, derramo la voz en todas direcciones para escapar por una sola salida.

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